PROJECT PORTAE ORIENTALIS

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‘PORTAE ORIENTALIS – Le Cabinet des Curiosités’

 

«En la iconografía de los primeros centros de civilización, las ciudades sumerias de Mesopotamia, que florecieron entre el 3500-2000 a.C. y crearon el orden simbólico de la ciudad estado hierática, se percibe el origen común de las concepciones oriental y occidental del universo. Un proceso diferenciado las separó y transformó en el transcurso del tiempo»

«Las Máscaras de Dios» (Joseph Campbell)

 

Este trabajo constituido por 18 piezas espera establecer un diálogo con «el otro», estimular el pensamiento, invitar a la reflexión. En definitiva, este trabajo nace como excusa para expresar inquietudes personales en torno a la razón de ser del “Arte” y con una intencionalidad eminentemente comunicativa.

Tomando como recurso la simbología religiosa, desde el más absoluto respeto y prudencia, sin pretensiones místicas, sino más bien buscando estimular la imaginación, se esperaba poner en evidencia aquello que nos acerca a los distintos pueblos desde oriente a occidente, norte a sur, centrando el discurso en los encuentros más que en los posibles desencuentros.

Por otro lado, a través del título, se emula a Las Cámaras de las Maravillas (Les Cabinets des Curiosités) que aparecen durante los siglos XVI y XVII. Esos lugares ocultos, personales y privados llenos de prodigios y misterios, de los que podría decirse que fueron origen de lo que hoy son los Museos, Centros y Galerías de Arte con sus colecciones privadas, me parecía el marco perfecto del conjunto de piezas propuestas. Por ello, el formato expositivo pensado, guarda relación con las “Cámaras de las Maravillas”, disponiéndose las piezas de modo que dé la sensación de que estamos en una de ellas.

La relación con el surrealismo se hace patente así como el valor que se da a la música. Es por esto que el planteamiento expositivo incluye una serie de piezas sonoras elegidas por su relación con la producción de cada uno de los trabajos expuestos. Se trata de piezas sonoras de autoría anónima, tradicionales de la cultura japonesa y española que datan del siglo XVI. Estas piezas sonoras reunidas en el trabajo “Hispania & Japan-Dialogues” dirigido por Jordi Savall (en 2011) e interpretado por distintos, músicos japoneses y españoles predisponen a una experiencia expositiva total, a una inmersión sustancial en la obra expuesta.

Según palabras textuales de su director artístico, con esta grabación se quería «evocar  un viaje y un diálogo musical imaginario –entre músicos de la vieja Europa y del país del Sol Naciente-, en un fascinante encuentro de culturas y tradiciones milenarias que nos recuerdan que la música ha sido siempre el lenguaje del espíritu y el corazón».

A través de este lenguaje, el de la música, quizás el más universal, encontramos posibilidades de representar esos “espacios invisibles”, esas “otras miradas”, de modo que al exponer el oído del visitante a estas piezas musicales se apoya al significado del trabajo.

ARTE NAMBAN. PRIMER ENCUENTRO DIRECTO DE JAPÓN CON EUROPA

«Con sus costas occidentales bañadas por las olas del Pacífico, el Japón está situado, tanto geográficamente como culturalmente, en el extremo oriental del continente asiático. Por ello, el Japón es el término para la cultura continental transmitida a través de los mares de la China y del Japón».

Susumu Suzuki, 1981

Aunque se cree, que a través de la Ruta de la Seda, ya se había producido “contacto indirecto” entre Japón y el continente europeo, no será hasta la llegada de los misioneros cristianos, en el siglo XVI cuando se produce un “contacto directo” entre ambos mundos.

Con el desembarco en Japón en 1549 de los misioneros «se abre paso a la penetración del cristianismo [que tendrá una acogida favorable] por estar pasando por un momento de crisis moral y material de la sociedad japonesa» (TUSELL, Javier 1981:3).

Por lo pronto, hay un “primer encuentro” que tiene que ver con “lo espiritual” (la expansión el cristianismo por el extremo oriente) y facilitado por una “crisis moral” (en este caso de la sociedad japonesa). Este hecho me interesa porque a partir de esta crisis surge el encuentro y se produce lo que se llamó Arte Namban. Así el objeto de interés para mi trabajo será la repercusión de estos factores que influyen en la aparición del arte Namban del que tomo ligeras referencias estéticas. Un arte fugaz del que apenas han quedado algunas piezas que se conservan en el Museo Nacional de Arte Antiguo de Lisboa, en Portugal y en el Museo municipal de Kobe, en Japón, donde se encuentran las mayores colecciones.

Tratar sobre el arte Namban por tanto, tiene un interés particular cuando se considera que este nació como reflejo del primer contacto directo entre Japón y Europa. Este primer encuentro que se produce con la llegada de misioneros cristianos cuyos objetivos eran el desarrollo del comercio y la propagación del Cristianismo. Así lo documenta Tadashi cuando explica que para este país «que no había tenido contactos conocidos con pueblos foráneos al conjunto asiático, este fue el primer encuentro con la cultura europea y fue este contacto el que engendró el arte Namban» (SUGASE, Tadashi, 1985:7). El término “Namban”, se referirá a aquellas obras de arte que surgieron de los primeros encuentros entre los japoneses y los europeos, «fundamentalmente portugueses y españoles, que visitaron el Japón durante la denominada “época cristiana”(1543-1640)» (TAKAMIZAWA, Tadao 1981:9).

Sobre la procedencia de este término, Tadao Takamizawa (1981:9) nos explica: «En China, el término significaba originalmente una de las cuatro formas de referirse a los pueblos extranjeros: Toi (orientales, incluido el Japón), Seiju (occidentales), Hokiteki (septentrionales), y Namban (literalmente, “bárbaros meridionales” que comprendía a todos los pueblos del sureste asiático). En el Japón, sin embargo, el término se aplicó por primera vez a los portugueses que llegaron al país vía el Asia sudoriental; posteriormente se aplicó también a los españoles que llegaron desde las Filipinas en la década de 1590. Puede decirse, por tanto, que el arte Namban debe sus orígenes a estos dos pueblos de la península ibérica».

Una de las representaciones habituales en los famosos biombos Namban (de los que han sobrevivido) será ese momento de la llegada de los misioneros. Siendo uno de los temas el de los barcos portugueses anclados en puertos japoneses, «Sus notables barcos, sus curiosas costumbres y modales y la imaginería de su religión eran retratados en pinturas y otros variados medios. Esto constituye lo que se llama Arte Namban de Japón, que encontró su expresión principalmente en los biombos pintados conocidos como Namban Byobu» (SAKAMOTO, Mitsuyu 1981:24).

Florece la pintura religiosa y profana en estilo occidental, y los temas occidentales se emplean en la decoración de objetos lacados, cerámicas y en otros de artes decorativas. Así mismo, se emplea la pintura para transmitir “mensajes”, “conocimiento” (en este caso religioso)«los misioneros jesuitas fueron conscientes del importante papel que las pinturas podían jugar en la propagación de su fe. Documentos históricos muestran que los mismos misioneros eran activos artísticamente, y también que ellos encargaban pinturas religiosas a los pintores japoneses convertidos» (SAKAMOTO, Mitsuyu 1981: 24).

Pero de mayor interés es, no tanto el hecho de usar el arte para “contar”, sino el proceso de comunicación que esta vía (el arte) ofrece. En este sentido, Japón “creó” su propio “lenguaje artístico” a partir de aquí «ocurrió con las tradiciones artísticas occidental es introducidas  por los misioneros cristianos: sus técnicas de expresión, ciertamente ajenas, fueron recibidas y transformadas para concordar con el gusto japonés formando estilos artísticos inequívocamente propios» (SUZUKI, Susumu 1981:5).

Así, los motivos que se representan en la pintura Namban, son de tres tipos: escenas de las Cruzadas; mapas del mundo o de las grandes ciudades con retratos de diversas personalidades nacionales, y alegres escenas pastoriles. Tomaban referencias de «las obras de los pintores flamencos Martin Heemskerk, Martin de Vos y Giovanni Stradano reproducidas en los grabados de los impresores de Amberes Adrian Colleart, los hermanos Wierix, los hermanos Sadier, etc.» (TAKAMIZAWA, Tadao 1981:7). En este sentido, Japón parece acoger más “lo externo” que “lo interno”, mas “lo visible” que “lo invisible” (de la nueva religión), donde importa el objeto «más que en el dominio de las ideas, será en los aspectos materiales, en los objetos, donde se produzca una mayor difusión de la cultura europea. Los misioneros llevaban consigo buen número de objetos, especialmente relacionados con el culto; pero entre ellos tallas o imágenes que suponen el conocimiento de unas concepciones estéticas diferentes» (TUSELL, J. 1981:3).

Cuando se revisa la historia del arte japonés, «parece sugerir que el proceso formativo de la cultura japonesa es meramente el de trasplante de culturas forasteras» (SUZUKI, Susumu 1981:5), sin embargo, «Si bien es cierto que el arte Búdico continental, por ejemplo, se trasmitió desde China a través de la Península Coreana, también es cierto que sólo fue un catalizador en la formación del propio y único arte Búdico japonés» (SUZUKI, Susumu 1981:5).

El Budismo originará en Japón «un espléndido arte Búdico» (SUZUKI, Susumu 1981:5). Después vendrá el arte Namban, con la introducción del Cristianismo en Japón. Esta asociación de “religión y arte”, no deja de inquietarme hasta el punto de abordar la cuestión de los encuentros entre Occidente y Oriente (Japón concretamente) desde el mito, la religión, la mística, para seguir hablando del “Arte”. De este hecho, llama la atención ese carácter abierto de Japón, de tal como lo expresa García Gutiérrez (1999:23) «facilidad para asimilar estilos y tendencias de fuera, hasta llegar a darles personalidad propia» que seguirá generando movimientos artísticos propios (también en periodos posteriores), de enorme interés y trascendencia en Occidente.

«Japón no ha rechazado las culturas ajenas, sino que las ha absorbido activamente y con el paso del tiempo, ha creado su propia cultura indígena […] han sido muy curiosos respecto a las novedades extranjeras adoptando una posición muy receptiva, y su juvenil energía ha sido una fuerza importante que ha impulsado la creatividad» (SUZUKI, Susumu 1981:5).

Sin embargo, Japón también vivirá momentos de aislamiento y rechazo a aquello que considerará ajeno. El arte Namban desaparecerá con la prohibición del cristianismo en Japón, llegándose a destruir la mayoría de piezas que se produjeron en este periodo. «Muchos de los biombos existentes escaparon a la destrucción en aquel momento, porque afortunadamente se guardaron en templos budistas» (TAKAMIZAWA, Tadao 1981:10).

Saber sobre el arte Namban me llevó a plantearme la posibilidad de tratar sobre el encuentro entre Oriente y Occidente a través de elemento asociados al mito, la religión y la mística. No para hablar de estos sino para hablar del arte, el fenómeno artístico y en definitiva de la búsqueda de respuesta a la cuestión de “¿Qué es el Arte?”.